Las 5 fases del duelo perinatal


Elisabeth Kübler-Ross fue una psiquiatra de origen suizo, la cual dedicó gran parte de su trayectoria profesional en trabajar con personas moribundas. De su experiencia en ello elaboró el modelo Kübler-Ross del duelo, donde aparecen 5 etapas en el trabajo del duelo. Este modelo es el más aceptado. Hay que tener en cuenta que no es un modelo lineal, por lo que las fases no se atraviesan necesariamente en este orden y se puede ir y venir entre las fases, hasta completarlas. 


Vamos a ver en qué consiste cada una de estas etapas y su especial implicación en los duelos perinatales


  1. Negación

La negación comienza con un shock, que puede durar minutos hasta horas. Durante este estado de shock los padres os encontraréis en una situación de bloqueo, donde sois incapaces de tomar vuestras propias decisiones. Los profesionales que acompañan a las parejas durante esta fase, han de ser conscientes de ello, para darles tiempo a tomar sus propias decisiones, sin coaccionaros hacia un camino y sin meter prisa. En los casos en los que se presiona para que se tomen decisiones rápidas, nos encontramos con parejas que además de atravesar el duelo por su bebé que no está, os tocará luchar contra la culpabilidad por no tomar la decisión que a vosotros os hubiera gustado.       

Esta fase deja en vosotros un cansancio inmenso. A medida que los niveles de cortisol van volviendo a la normalidad, aparece una sensación de irrealidad, de “esto no me puede estar pasando a mí”

En el caso de las pérdidas perinatales esta fase puede verse acrecentada por parte de la sociedad que niegan la existencia del bebé y del dolor de la pérdida, con frases como “ya tendrás otro”, “eres muy joven”, “mejor pronto que tarde”… Y con las prisas en el proceso del aborto, en muchas ocasiones se da que una madre acude a una consulta rutinaria, donde descubren que no hay latido y proponen un legrado para el día siguiente, pasando la madre de estar embarazada a no estarlo en menos de 24h y con anestesia general de por medio, no dando tiempo a ser consientes de esa pérdida.


  1. Ira

La ira, como cualquier otra emoción, es adaptativa, está bien sentir ira. La ira nos dice que tenemos que defendernos y la ira nos lleva a no asumir toda la responsabilidad de lo ocurrido, sino a repartirla a quien le corresponde. 

Está bien sentir ira, pero no puedes quedarte atascado en ella. Está bien buscar respuestas, pero habrá algunas que nunca podrás encontrar y no conviene quedarte atascado en ello. 

Durante esta fase estarás más sensible, saltarás a la mínma, todo parecerá molestarte.

También puedes sentir ira hacia la persona que se fue, puedes enfadarte con tu bebé por irse demasiado pronto, está bien, no te lo quedes, verbalízalo, sácalo afuera.

La ira va hacia afuera, pero también puede ir hacia dentro, puedes tratar de autocastigarte, puedes empezar conductas de abuso de alcohol, problemas con la comida, conducción temeraria…

En las pérdidas perinatales a esta ira se le une en muchas ocasiones la rabia por aquellas personas que no supieron actuar como necesitabas, por aquellos que de alguna forma negaron el dolor de esa pérdida. 


  1. Negociación

En esta fase es cuando tratas de no aceptar lo inevitable. Luchas porque no se haga realidad lo que va a pasar. En el caso de enfermos terminales, aparece negociaciones con Dios, con el cosmos… donde se les ruega que no se le lleven. 

En las pérdidas prenatales esta fase del duelo suele aparecer previo a la pérdida, cuando el diagnóstico ya es claro; o en momentos posteriores, cuando se da lugar un nuevo embarazo.


  1. Tristeza y desesperanza

Aquí ya eres consciente de la pérdida, es normal que aparezca el llanto, está bien llorar, las lágrimas liberan cortisol, las lágrimas calman, las lágrimas ayudan a curar las heridas.

Hay muchas cosas por las que llorar, por la persona que se fue, por esa parte de uno que se ha ido y que ya no volverá, por el dolor que todo esto genera.

En duelos perinatales la tristeza también es una tristeza por el futuro, por todo aquello que planeabas que fuera y nunca llegará a ser, por ese deseo de ser madre/padre, que se ha visto roto.


  1. Aceptación

Cuando alcanzamos esta fase, significa que ya has atravesado la puerta del dolor y has transitado su camino. Esta fase no es de olvido, es de calmada aceptación. Cuando llegas aquí has hecho un trabajo enorme de sanción, has sido capaz de soltar el peso y puedes caminar más liviana. 

Serás capaz de aceptar el ciclo de la naturaleza y de aceptar que la muerte es parte de la vida. 


Como ya hemos dicho no es un camino lineal, es un camino lleno de idas y venidas, donde puede que te saltes etapas o puede que las recorras en orden diferente.

Hay que tener en cuenta que el padre y la madre no llevarán el duelo de la misma manera. Entender esto nos hará comprender que, aunque la otra parte lo viva de forma diferente, no significa que su dolor sea menor. Generalmente será la madre la que comience antes su duelo por la pérdida del hijo. Los padres, en un primer momento, están más preocupados por la vida de la madre y por el proceso físico por el que esta pasa. En muchas ocasiones, cuando el padre comienza con su malestar, la madre ya he recorrido parte del camino y puede ayudarle a él a recorrerlo. Cuando ambos recorren su camino a su ritmo, sin ser juzgados por el otro, la pareja llega a salir fortalecida.


Pero el dolor no acaba con la aceptación, es muy probable que vuelva en momentos señalados: la fecha probable de parto, el aniversario… sólo que cada vez vendrá con menos intensidad. 


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